La magia de creer para ver

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Enséñame

Ven, enséñame y se mi maestra.

Enséñame como olvidarme de ser hombre, para ser hombre.

Enséñame a desnudarte por completo,
sin que cada prenda signifique un trofeo.

Enséñame a ser paciente para arrebatarte con amor
ese velo de pudor impuesto por un mundo que profana lo sublime.

Quiero saber que se siente, quiero saber cómo se vibra,
al llegar a tu templo sin tomarlo por asalto.

A beber de tu cuenco con veneración y respeto,
y permanecer en ti, sin luego pretender marcar mi territorio
como macho de la especie.

Ven, enséñame a romper con todos los conceptos,
a olvidar la superficiabilidad del cuerpo,
y así llegar a lo más profundo y sagrado que hay en ti.

Enséñame a que mi nota vibre con tu música en perfecta armonía.

Enséñame a olvidarme de mi, para poder unirme a tu ser.


Jeevan Mukti

Si decides marcharte

Si decides marcharte, que sea dando las gracias.
Si prefieres quedarte, que sea con el corazón dispuesto.
Si quieres aportar, que sea con palabras amables.
Si guardas silencio, que sea con una sonrisa acogedora.
Si opinas lo contrario, que sea brindando una mano abierta.
Si aspiras al cielo, que sea honrando a la tierra.
Si buscas brillar, que sea recordando a otros su luz.
Si triunfas, que sea compartiendo lo aprendido.
Si descubres tu misión, que sea con humildad.

Por si algún día decides despedirte.

Que puedas hacerlo con la cabeza alta.
Que puedas dejar un recuerdo dulce.
Que puedas partir con equipaje ligero.

Anonimo

martes, 12 de noviembre de 2013

De "Sonetos votivos"

XII

Y sin embargo, a veces, todavía,
así de pronto, cuando te estoy viendo,
vuelvo a verte como antes, y me enciendo
del mismo modo inútil que solía.

Y me pongo a soñar en pleno día,
y reprocho al destino, corrigiendo,
como los locos, lo que fue; y no entiendo
cómo no pude nunca hacerte mía.

E imagino que anoche me colmaste
de placeres sin nombre, y que esa chispa
perversa y de ternura en tu mirada

prueba que lo otro es nada —que gozaste,
que a ti también este limbo te crispa,
¡que al fin te di el orgasmo!—y lo otro es nada.

XIV

Desnuda aún, te habías levantado
del lecho, y por los muslos te escurría,
viscoso y denso, tibio todavía,
mi semen de tu entrada derramado.

Encendida y dichosa, habías quedado
de pie en la media luz, y en tu sombría
silueta, bajo el sexo relucía
un brillo astral de mercurio exudado.

Miraba el tiempo absorto, en el espejo
de aquel instante, una figura suya
definitiva y simple como un nombre:

mi semen en tus muslos, su reflejo
de lava mía en luz de luna tuya
alba geológica en mujer y hombre.

XX
(Soneto a la inglesa)

Todo hombre sin mujer es un Crusoe.
Náufrago de tu ausencia me rodeo
el simulacro gris de un ajetreo
cuya nostalgia sin piedad me roe.

Y al correr de los días o los años,
voy odiando mi edén entre las olas,
y mi siembra de amor erguida a solas,
y mi semen tragado por los caños.

No la caza triunfal, ni el fruto en ciernes;
no el perro, ni el paraguas, ni la mona;
no el papagayo o el hogar o un Viernes;
sólo un sueño imposible me obsesiona:

por entre escollos y corales y algas,
nadar hasta la costa de tus nalgas.


Tomás Segovia

De "Sátira, el libro cabrón"

1959

Juguemos al pendejo, vida mía;
verás qué divertido, cuando a huevo
tienes que celebrar el Año Nuevo
con Sonetos y muecas de alegría.

Verás qué lindo, cuando cada día
(al surgir en Oriente el rubio Febo)
sientes que el mundo ya te importa sebo
y un ardite nomás la poesía.

Acaso te amanezca alborotada
―otrora erecta, dura y agresiva―
la dulce prenda, por mi mal hallada.

No te hagas ilusiones. Pensativa,
en cuanto expulses la primera miada,
se volverá a arrugar, triste y pasiva.

Y HE DE CONCLUIR, SONETO, Y CONTENERTE…

Pienso, mi amor, en ti todas las horas
del insomnio tenaz en que me abrazo;
quiero tus ojos, busco tu regazo
y escucho tus palabras seductoras.

Digo tu nombre en sílabas sonoras,
oigo el marcial acento de tu paso,
te abro mi pecho ―y el falaz abrazo
humedece en mis ojos las auroras.

Está mi lecho lánguido y sombrío
porque me faltas tú, sol de mi antojo,
ángel por cuyo beso desvarío.

Miro la vida con mortal enojo;
y todo esto me pasa, dueño mío,
porque hace una semana que no cojo.


Salvador Novo

Elegía XIX: A su amante antes de ir a la cama (Fragmento)

Fuera con esa faja, como si la zona del cielo estuviese brillando,
Pero estuviera englobando un mundo mucho más bello.
Desprende ese peto adornado, que usas
Para que los ojos de tontos atareados puedan parar ahí:
Desátate, porque el repique armonioso
Me dice de ti que ha llegado tu hora de cama.


John Donne

Elegía XVIII: El progreso del amor (fragmento)

Sus labios hinchados; a los cuales hemos llegado,
Nos anclamos ahí, y nos pensamos en casa,
Porque todos parecen: ahí cantos de sirenas, y ahí
Sabios oráculos Délficos llenan el oído;
Ahí en un arroyo donde algunas perlas selectas se hinchan,
La rémora, su lengua escindida, reside.
Estos y el glorioso promontorio, su mentón
sobrepasando; y el estrecho de Helesponto entre
El Sestos y Abidos de sus senos,
(No de dos amantes, pero dos amores eran los nidos)
Triunfa el mar sin límites, pero que tu ojo
Algunos lunares isla pueda divisar ahí;
Y navegando hacia su India, de esa manera
Me quedaré en su bello ombligo Atlántico;
Aunque desde ahí la corriente esté hecha por tu piloto,
Aún así, ahí es donde desearías estar en bahía,
Estarás en otro bosque,
Donde algunos naufragan, y no llegan más allá.
Cuando estés ahí, considera lo que en esta persecución
Se malgastó porque empezaste con la cara.

John Donne

Seducción

Ven a vivir conmigo, y sé mi amor,
y nuevos placeres probaremos
de doradas arenas, y arroyos cristalinos;
con sedales de seda, con anzuelos de plata.

Discurrirá entonces el río susurrante
más que por el sol, por tus ojos calentado,
y allí se quedarán los peces enamorados,
suplicando que a sí puedan revelarse.

Cuando tú en ese baño de vida nades,
los peces todos de todos los canales
hacia ti amorosamente nadarán,
más felices de alcanzarte, que tú a ellos.


John Donne

lunes, 4 de noviembre de 2013

Con tal de no estar solos

Con tal de no estar solos
andamos con locos, con idiotas y borrachos,
con mujeres vacías o de moral dudosa.
mentimos a los padres
juramos en vano
entregamos la piel y comprometemos nuestros sueños.
Cruzamos la calle a ciegas
con el primero que nos da la mano.

Con tal de no estar solos
montamos una gran farsa a la que llamamos AMOR
(así, con mayúsculas)
Sacando conejos muertos de una chistera, barajando con trampas nuestras cartas y haciendo trucos malos con espejos
para no darnos de bruces con la realidad
y alejar de nosotros el miedo
a estar solos.

Porque, con tal de no estarlo, o de no parecer que lo estamos,
pasamos hambre, despilfarramos dinero,
oímos sin escuchar
abrazamos sin abarcar
y nos convertimos en autómatas desesperados.
Olvidando lo hermoso que es disfrutar el momento, relajarse y esperar que las cosas, sencillamente, sucedan. El olor a jazmín de las noches de verano y el hallazgo inesperado de lo auténtico, que nos ha de encontrar desprevenidos, despojados de artificios, sin adornos, desarmados y tranquilos. Liberados de todo lo que pesa y esclavos de lo vaporoso, lo ingrávido…

Dejarse llevar…

Pero con tal de no estar solos,
ni siquiera un momento,
seguimos buscando y seguimos fingiendo.
Maquillamos lo que se ve, y lo que no también,
por temor a que descubran nuestros defectos
y la fragilidad que se esconde tras ellos.
Nos apremia el desamparo, la angustia y la prisa…
de modo que nos devora la noche y nos descubre el día,
casi siempre en el lugar inadecuado
donde un incómodo silencio
y un dolor en el pecho
nos reprochan una y otra vez
todas esas tonterías que hacemos
aquí y ahora,
mañana y siempre
unos y otros

con tal de no estar solos.


AnaElenaPena