La magia de creer para ver

miércoles, 26 de noviembre de 2014

El paquete con las gafas

Un amigo mío fue a Madrid, sabiendo que su novia necesitaba unas gafas porque se las había roto unas noches antes en el cine. Al pasar por unos grandes almacenes se decidió a entrar y le compró unas.
La dependienta se las envolvió y él pagó la cuenta, pero, al marcharse, en lugar de coger el paquete con las gafas, cogió uno parecido que había al lado y que contenía unas bragas que seguramente alguna clienta de las que allí había acababa de comprar.
Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación y desde allí se fue a Correos y le envió la caja a su novia junto con una carta. La chica recibió el paquete y quedó perpleja por el contenido, de manera que leyó la carta, que decía:
"Querida mía:
Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que las tuyas las rompí hace poco en el cine. Además llevabas ya mucho tiempo con las que tenías y éstas son cosas que se tienen que cambiar de vez en cuando.
También espero que haya acertado con el diseño. La dependienta me dijo que eran la última moda y me enseño las suyas, que eran iguales. Entonces yo, para ver si eran ligeras, cogí y me las puse allí mismo. No sabes cómo se rió la dependienta, porque estos modelos para chicas quedan muy graciosos en los hombres, y más a mí, que ya sabes que tengo unos rasgos muy alargados.
Una muchacha que había allí me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo viera el efecto que hacían. Le quedaban muy bien, así que me decidí y las compré, con la esperanza de vértelas puestas bien pronto.
Úsalas y enséñaselas a tus padres, a tus hermanos y, en fin, a todo el mundo, a ver que dicen. Al principio te sentirás muy rara, acostumbrada a ir con las viejas, y más ahora que has estado tanto tiempo sin llevar ningunas. Si te están muy pequeñas me lo dices, que si no te van a dejar señal cuando te las quites para ir por la calle y todo el mundo va a notar que las tienes. Ten también cuidado que no te estén grandes, no sea que vayas andando y se te caigan. Llévalas con cuidado, no vayas a romperlas y, sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, que tienes la costumbre de llevarlas en la mano para que todos vean tus encantos.
En fin, para qué te voy a pedir nada más; sólo te digo que estoy deseando vértelas puestas y que te las quites la próxima vez que vayamos al cine.
Este es el mejor regalo que podría hacerte, cariño".


De verdad, no sé de quién es este texto, alguien lo colgó por ahí.

martes, 25 de noviembre de 2014

El camino de un hombre en relación a una mujer

“De la presencia encarnada
enraizado en la eternidad y la tierra
un hombre tiene la capacidad de ser auténticamente vulnerable
de sentir a una mujer sin defenderse (sabe que él no es su condicionamiento).
esto es lo que una mujer más anhela.
Solo cuando una mujer se siente sentida puede darse auténticamente a un hombre”.

Mark Josephs-Serra

domingo, 9 de noviembre de 2014

Diario de abordo interestelar III

En aquel planeta
no había lugar
donde esconderse
tan sólo dos
seres primigenios
dos miradas desafiantes
en mutuo devorar
enlazados
pestaña a pestaña
sin párpados
con los que sentir la noche

No tratéis de huir
son dos colosos sin muerte
destinados a un perpetuo
Hiroshima
incluso cuando creáis
que por fin habéis dejado
ese cuerpo telúrico
en continuo big bang
estaréis en otro
de sus infinitos satélites
nuevo para vosotros
pero tan viejo
como el universo
como el hombre

Recordad;
no hay lugar donde esconderse


Arantxa Romero

miércoles, 5 de noviembre de 2014

“Los que no trabajan para lograr la metamorfosis de sí mismos, viven como puercos y mueren como perros”

Gurdjieff
"...llegué a comprender que para dotar de sentido a la vida, lo primordial es estar siempre dirigido hacia algo o alguien distinto de uno mismo: hacia un sentido que cumplir u otro ser humano que encontrar, una causa a la cual servir o una persona a la cual amar ".

Viktor Frankl

“Si el hombre pudiera decir lo que ama…”

Si el hombre* pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

Luis Cernuda

De: “Los placeres prohibidos” – 1931


* Donde se lee "hombre" léase "ser humano". Esta nota es mía.
"Vigila tus pensamientos, pues éstos se convierten en palabras. Vigila tus palabras, pues estas se conviertan en acciones. Vigila tus acciones, pues estas se conviertan en hábitos. Vigila tus hábitos pues éstos se conviertan en tu carácter. Vigila tu carácter, pues este se convierte en tu destino."

Lao-Tsé
Te quiero aunque te gusten los gatos.
Aunque tomes té en vez de café. 
Aunque te quiera entender y no te entienda.

Te quiero porque con sólo mirarte, quiero morir desnudo como un pájaro, cantando la magia de tu nombre entre las ramas de tus brazos.


-Brando. Pensamientos de Luc. 

martes, 4 de noviembre de 2014

“En el momento en que uno/a se compromete (a asumir un riesgo) la providencia se mueve también. Se habrán puesto en movimiento fuerzas que escapan a nuestro juicio. Desde los rincones del mundo irán, poco a poco, juntándose acontecimientos y sucediéndose hechos, y los milagros de la coincidencia harán que pase lo inevitable.”

Joseph Campbell
"Las personas más insoportables son los hombres que se creen geniales y las mujeres que se creen irresistibles."

Asselin Henry

lunes, 3 de noviembre de 2014

Miedo a la libertad

A ese hombre de aspecto intachable, de modales exquisitos, de conversación culta, de historial sin fracasos y de milimetrado calendario, el corazón se le transformó en una máquina y las venas en cables; se convirtió todo él en un aburrido robot.

Su mujer tuvo que tomar una decisión: ¿fugarse de inmediato con el imperfecto, valiente y pasional vecino?, ¿o intentar hacer revivir al androide de su marido?. Como lo amaba de verdad, optó por lo segundo. Lo empujó cada mañana por caminos desconocidos, exponiéndolo irremediablemente a la aventura de vivir. A los veintiún días, su existencia estaba descontrolada, cambiaba de parecer, se enfrentaba a nuevos retos nada seguros, cometía errores… por fin era un hombre libre.

Carmen Sol

La tristeza y la furia

"Los cuentacuentos..... los cuentacuentos, sólo pueden contar mientras la nieve cae. Así manda la tradición. Los indios del norte de América tienen mucho cuidado con este asunto de los cuentos. Dicen que cuando los cuentos suenan, las plantas no se ocupan de crecer y los pájaros olvidan la comida de sus crías"

LA TRISTEZA Y LA FURIA

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas.
Había una vez... un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.