La magia de creer para ver

martes, 30 de diciembre de 2014

‘El llamado más elevado de la mujer es guiar al hombre hacia su alma, de manera que pueda unirse con la Fuente. Su llamado más bajo es seducirlo, separarlo de su alma y dejarlo vagando sin dirección.

El llamado más elevado del hombre es proteger a la mujer, de manera que ella esté libre para caminar la tierra sin dañarse. Su llamado más bajo es emboscarla y forzar su entrada en la vida de una mujer.’

Proverbio Cherokee

domingo, 28 de diciembre de 2014

Canción de invierno

Tan hermoso como el fuego
Late en el ocaso quieto,
Ardiente, dorado.

Tan hermoso como el sueño
Respira dentro del pecho,
Solo, recatado.

Tan hermoso como el silencio
Vibra en torno de los besos,
Alado, sagrado.

LUIS CERNUDA

Vengo del ayer

Vengo desde el ayer, desde el pasado oscuro,
con las manos atadas por el tiempo,
con la boca sellada desde épocas remotas.
Vengo cargada de dolores antiguos
recogidos por siglos,
arrastrando cadenas largas e indestructibles.
Vengo de lo profundo del pozo del olvido,
con el silencio a cuestas,
con el miedo ancestral que ha corroído mi alma
desde el principio de los tiempos.
Vengo de ser esclava por milenios.
Sometida al deseo de mi raptor en Persia,
esclavizada en Grecia bajo el poder romano,
convertida en vestal en las tierras de Egipto,
ofrecida a los dioses de ritos milenarios,
vendida en el desierto
o canjeada como una mercancía.
Vengo de ser apedreada por adúltera
en las calles de Jerusalén,
por una turba de hipócritas,
pecadores de todas las especies
que clamaban al cielo mi castigo.
He sido mutilada en muchos pueblos
para privar mi cuerpo de placeres
y convertida en animal de carga,
trabajadora y paridora de la especie.
Me han violado sin límite
en todos los rincones del planeta,
sin que cuente mi edad madura o tierna
o importe mi color o mi estatura.
Debí servir ayer a los señores,
prestarme a sus deseos,
entregarme, donarme, destruirme
olvidarme de ser una entre miles.
He sido barragana de un señor de Castilla,
esposa de un marqués
y concubina de un comerciante griego,
prostituta en Bombay y en Filipinas
y siempre ha sido igual mi tratamiento.
De unos y de otros, siempre esclava.
de unos y de otros, dependiente.
Menor de edad en todos los asuntos.
Invisible en la historia más lejana,
olvidada en la historia más reciente.
Yo no tuve la luz del alfabeto
durante largos siglos.
Aboné con mis lágrimas la tierra
que debí cultivar desde mi infancia.
He recorrido el mundo en millares de vidas
que me han sido entregadas una a una
y he conocido a todos los hombres del planeta:
los grandes y pequeños, los bravos y cobardes,
los viles, los honestos, los buenos, los terribles.
Mas casi todos llevan la marca de los tiempos.
Unos manejan vidas como amos y señores,
asfixian, aprisionan, succionan y aniquilan;
otros manejan almas, comercian con ideas,
asustan o seducen, manipulan y oprimen.
Unos cuentan las horas con el filo del hambre
atravesado en medio de la angustia.
Otros viajan desnudos por su propio desierto
y duermen con la muerte en la mitad del día.
Yo los conozco a todos.
Estuve cerca de unos y de otros,
sirviendo cada día, recogiendo migajas,
bajando la cerviz a cada paso, cumpliendo con mi karma.
He recorrido todos los caminos.
He arañado paredes y ensayado cilicios,
tratando de cumplir con el mandato
de ser como ellos quieren,
mas no lo he conseguido.
Jamás se permitió que yo escogiera
el rumbo de mi vida
y he caminado siempre en una disyuntiva:
ser santa o prostituta.
He conocido el odio de los inquisidores,
que a nombre de la “santa madre Iglesia”
condenaron mi cuerpo a su sevicia
o a las infames llamas de la hoguera.
Me han llamado de múltiples maneras:
bruja, loca, adivina, pervertida,
aliada de Satán,
esclava de la carne,
seductora, ninfómana,
culpable de los males de la tierra.
Pero seguí viviendo,
arando, cosechando, cosiendo
construyendo, cocinando, tejiendo
curando, protegiendo, pariendo,
criando, amamantando, cuidando
y sobre todo amando.
He poblado la tierra de amos y de esclavos,
de ricos y mendigos, de genios y de idiotas,
pero todos tuvieron el calor de mi vientre,
mi sangre y su alimento
y se llevaron un poco de mi vida.
Logré sobrevivir a la conquista
brutal y despiadada de Castilla
en las tierras de América,
pero perdí mis dioses y mi tierra
y mi vientre parió gente mestiza
después que el castellano me tomó por la fuerza.
Y en este continente mancillado
proseguí mi existencia,
cargada de dolores cotidianos.
Negra y esclava en medio de la hacienda,
me vi obligada a recibir al amo
cuantas veces quisiera,
sin poder expresar ninguna queja.
Después fui costurera,
campesina, sirvienta, labradora,
madre de muchos hijos miserables,
vendedora ambulante, curandera,
cuidadora de niños o de ancianos,
artesana de manos prodigiosas,
tejedora, bordadora, obrera,
maestra, secretaria o enfermera.
Siempre sirviendo a todos,
convertida en abeja o sementera,
cumpliendo las tareas más ingratas,
moldeada como cántaro por las manos ajenas.
Y un día me dolí de mis angustias,
un día me cansé de mis trajines,
abandoné el desierto y el océano,
bajé de la montaña,
atravesé las selvas y confines
y convertí mi voz dulce y tranquila
en bocina del viento
en grito universal y enloquecido.
Y convoqué a la viuda, a la casada,
a la mujer del pueblo, a la soltera,
a la madre angustiada,
a la fea, a la recién parida,
a la violada, a la triste, a la callada,
a la hermosa, a la pobre, a la afligida,
a la ignorante, a la fiel, a la engañada,
a la prostituida.
Vinieron miles de mujeres juntas
a escuchar mis arengas.
Se habló de los dolores milenarios,
de las largas cadenas
que los siglos nos cargaron a cuestas.
Y formamos con todas nuestras quejas
un caudaloso río que empezó a recorrer el universo
ahogando la injusticia y el olvido.
El mundo se quedó paralizado
¡Los hombres sin mujeres no caminan!
Se pararon las máquinas, los tornos,
los grandes edificios y las fábricas,
ministerios y hoteles, talleres y oficinas,
hospitales y tiendas, hogares y cocinas.
Las mujeres, por fin, lo descubrimos
¡Somos tan poderosas como ellos
y somos muchas más sobre la tierra!
¡Más que el silencio y más que el sufrimiento!
¡Más que la infamia y más que la miseria!
Que este canto resuene
en las lejanas tierras de Indochina,
en las arenas cálidas del África,
en Alaska o América Latina.
Que hombre y mujer se adueñen
de la noche y el día,
que se junten los sueños y los goces
y se aniquile el tiempo del hambre y la sequía.
Que se rompan los dogmas y el amor brote nuevo.
Hombre y mujer, sembrando la semilla,
mujer y hombre tomados de la mano,
dos seres únicos, distintos, pero iguales.

-Jenny Londoño (1952).-

El árbol de los problemas

"Nos pasamos la vida trabajando duro, enfrentándonos a dificultades para lograr sacar nuestras profesiones adelante, y en esas horas surgen diariamente muchos problemas a los que debemos dedicarnos para solucionar, sin embargo, cuando regresamos a casa, muchas veces esos problemas aun no han desaparecido y nos acompañan penetrando en la vida familiar y devorando esos momentos de paz y tranquilidad que dedicamos a nuestras familias.

Esta vieja historia me gusta porque refleja esta situación, y nos hace reflexionar sobre la necesidad que tienen nuestras familias de poder disfrutar de nuestras sonrisas, de nuestro cariño y de nuestra mejor actitud, y nosotros no tenemos derecho a robarles ni un solo minuto de esa felicidad."


El árbol de los problemas

Contraté a un carpintero para ayudarme a reparar una vieja granja y acababa de finalizar un duro primer día de trabajo después de que su cortadora eléctrica se hubiera dañado haciéndole perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.

Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.

Bajamos del camión y mientras nos dirigíamos a la puerta hizo algo que me llamó la atención pero que no pude comprender, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol y tocó las puntas de las ramas con ambas manos.

Cuando se abrió la puerta de su casa, ocurrió una sorprendente transformación y su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.

Posteriormente me acompañó hasta el carro, y cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.

¡Ah! Ese es mi árbol de los problemas. – contestó - Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la
casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos, así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa y no pienso en ellos hasta por la mañana del día siguiente en que los recojo otra vez.

Y continuó sonriendo: Lo divertido es que cuando salgo en la mañana a recogerlos, siempre hay menos que los que colgué la noche anterior.

Fuente: Motivalia

Aguila del Sol

Hace mucho tiempo un valiente guerrero plantó su semilla en la más hermosa de las jóvenes de todos los tiempos, y de su unión nació la criatura más perfecta que nadie pueda imaginar. . A la pequeña le dieron el nombre de Aguila del Sol y dicen que todo aquel que estaba a su lado sentía en su interior el poder del Sol: si alguien tenía algún problema, veía la solución, si alguien estaba enfermo, su calor le curaba. Era realmente un ser especial, venido del cielo y, ahora lo sabemos, nacido en un tiempo en el que los hombres no podían comprender su poder. A medida en que Aguila del Sol crecía, en sus ojos aparecía una sombra de dolor que cada día se hacía más grande y apagaba su resplandeciente mirada. La niña dorada se estaba convirtiendo en una hermosa y sensible joven que era incapaz de comprender el comportamiento de las personas.
Y así fue como Aguila del Sol empezó a pasar más y más tiempo sola en el bosque, y aprendió a andar por él de tal manera que siempre sabía qué animales había y dónde se encontraban, dónde podía obtener agua y plantas o frutos comestibles. Su vista, oído y olfato se volvieron más agudos y le permitieron incorporarse al bosque como una parte más de él. Llegó un día en que la joven ya no salió del bosque. Durante un tiempo los hombres de su tribu la buscaron, pero ella, que conocía bien el lugar, supo esconderse de ellos. Después de muchas lunas llegaron a la conclusión de que había muerto y dejaron de buscarla. Aguila del Sol vivió durante mucho tiempo en el bosque, y en él descubrió la perfección y la sencillez de la naturaleza. Observaba cómo sucedían las cosas y que no había nada por casualidad, cómo cada organismo tenía su función y permitía que una especie sobreviviera o cómo cambiaban las formas del bosque dependiendo desde dónde las mirase.
Y una noche Aguila del Sol regresó. Cuando llegó junto a su tribu fue recibida con mucha alegría. Todos la querían y muchas veces habían hablado de ella recordando su belleza y su poder de todo lo que es en su interior. Después de darle la bienvenida se sentaron en torno a ella esperando que les contase lo que le había sucedido. Aguila del Sol empezó a relatarles cómo se había refugiado en el bosque para poder soñar y buscar una forma de vida distinta para toda la tribu. Al principio se sintió muy mal porque pensaba que huía de ellos y que en una medida les había traicionado. “Esa fue la primera de las muchas pruebas que viví en el bosque -les dijo-, y de ella saqué una gran lección, nadie puede caminar hacia el Poder, hacia el Uno, si no aprende a ser fiel a su voz interior”. Aguila del Sol se quedó en silencio, mirándoles a los ojos, leyendo en sus corazones, y luego continuó… “Desde el primer momento en que entré en el bosque me sentí observada. Al principio esta sensación me hacía sentirme muy incómoda e insegura pero poco a poco me fui acostumbrando a ella hasta que llegó a ser familiar. Un día descubrí que entre los árboles se ocultaban unos profundos ojos amarillos de un gran lobo negro. Durante algún tiempo el lobo se mantuvo a distancia, me seguía por el bosque, me esperaba mientras descansaba, pero yo me daba cuenta de que cada día se acercaba un poco más, era como si estuviera estudiando mis actos, analizando mis intenciones, y una mañana, cuando me desperté, lo encontré acostado a mi lado. Desde aquel día se convirtió en mi compañero. Me guió por el bosque. Yo no sabía hacia dónde me conducía pero tampoco me importaba, sabía que tenía que confiar en él. El me ponía a prueba cada día, unas veces dejándome sola ante un peligro imprevisto, para que descubriera la fuerza que había en mi interior, otras me hacía caminar en círculos hasta que comprendía que estábamos en el mismo punto de partida, sopesando él mi confianza y mi firme propósito de llegar hasta el Poder. A su lado cada día era un viaje por mi propio bosque, hasta que un día me demostró que yo sólo veía lo que quería ver, y que en realidad, en aquel bosque, había lo que mi mente creaba. Después de varios días de camino empecé a oler aromas conocidos y entonces comprendí que allí, en algún lugar, había hombres. Al día siguiente llegamos a un valle en el que había una tribu. Ojos amarillos, como así llamaba yo al lobo, me miró y me dijo que aquel lugar era el centro del bosque y que en su interior vivía una tribu sagrada, la tribu del Origen. El me había conducido hacia ella y ahora yo debía pedirles permiso para vivir a su lado. Ojos amarillos desapareció y me quedé sola. Hice como él me había dicho y durante muchas lunas permanecí junto a ellos. En la tribu del Origen aprendí a escuchar el Poder de todo lo que es. Ellos viven compartiendo todas las cosas, respetando las leyes del bosque, y haciendo realidad el sueño. Ellos saben que llegará un día en que las demás tribus estarán cansadas de luchar entre ellas y necesitarán recobrar el sentido de sus vidas, entonces estarán preparadas para iniciar el camino hacia el Uno, hacia el Soñador, hacia el Poder de Todo lo que es, en tu interior. Ellos viven libres del tiempo porque saben que son inmortales. Viven con la sabiduría de quien conoce que en el movimiento está la vida y en el espacio su creación. Conocen la sencillez de la ley y la aventura que significa descubrirse cada día. Ellos poseen un gran poder, el poder de la mente. Su objetivo no es poseer más tierras o dominar a otras tribus, ellos sueñan con la libertad. Un día el Soñador me dijo que tenía que regresar, que veía en mi corazón el amor que sentía por vosotros, por mi tribu, que volviese a vuestro lado y os mostrase el camino hacia él. Por eso estoy aquí con vosotros, para que todo aquel que así lo quiera camine de mi mano hacia el Soñador.
Debemos aprender a destruir las mentiras y limitaciones que encadenan nuestras mentes, el camino es sencillo, sólo requiere amor. Debemos aprender que formamos parte de un Todo y que sin él no somos nada”.
Aguila del Sol se quedó un tiempo en silencio observando las caras de su gente y vio en ellos cómo algunos la oían con ilusión y cómo en otros se dibujaba la sombra del conformismo. Y volvió a sentir el dolor que ya casi había olvidado. Y pensó qué difícil es el ser humano y cómo es capaz de elegir su propia destrucción por seguir aferrado a su pasado.... 

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sábado, 27 de diciembre de 2014

El guerrero

Este es el tiempo de luchar para alcanzar tus logros, tus sueños, tus deseos, este es el mejor momento aquí y ahora.

Deja de lado las quejas, ellas te ponen negativo y porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida.

Este es el momento de la aceptación y comienza a entender que la dificultad te edifica, cada dificultad nos ayuda a crecer y ten el valor de empezar a corregirte.

Entiende que el verdadero triunfo nace de la muerte de un error, cuando tomamos conciencia de ello, triunfamos.

Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal con fe y actitud positiva.

Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.

Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno.

Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas.

Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.

No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes.

No revuelvas una herida que está cicatrizada.

No rememores dolores y sufrimientos antiguos.

Lo que pasó, pasó, mira siempre hacia adelante.

De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás.

Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.

Sólo contempla la meta y no veas qué tan difícil es alcanzarla.

No te detengas en lo malo que has hecho, camina en lo bueno que puedes hacer.

No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.

No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.

Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.

Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.

No sufras por lo que viene, recuerda que cada día tiene su propio afán.

Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad; una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella.

Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona, despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.

Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso.

Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.

Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean.

La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido,iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.

Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.


Fuente: El pensamiento del dragón y el guerrero
Pero para impedir que la justicia, hermoso fruto naranja que no contiene más que una pulpa amarga y seca, se agoste, volvía a descubrir en Tipasa que había que guardar intactas dentro de uno mismo una frescura, una fuente de alegría; amar el día que escapa a la injusticia y volver al combate con esa luz conquistada. Volvía a encontrar allí la antigua belleza, un cielo joven, y ponderaba mi suerte, comprendiendo por fin que en los peores años de nuestra locura el recuerdo de este cielo no me había abandonado nunca. Era él quien, para concluir, me había impedido perder la esperanza. Yo había sabido siempre que las ruinas de Tipasa eran más jóvenes que nuestras obras en construcción o nuestros escombros. El mundo empezaba allí cada día con una luz siempre nueva. ¡Oh, luz!, ése es el grito de todos los personajes enfrentados, en el drama antiguo, a su destino. Ese último recurso era también el nuestro y ahora yo lo sabía. En mitad del invierno aprendía por fin que había en mí un verano invencible.

El verano. Camus

¿Cuál es el precio?

-¿El precio de vivir un sueño es mucho mayor que el de vivir sin arriesgarse a soñar? –preguntó el discípulo.

El maestro lo llevó a una tienda de ropa. Allí, le pidió que se probase un traje que era exactamente de su talla. El discípulo obedeció, y se quedó maravillado con la calidad de la ropa.

A continuación, el maestro le pidió que se probase el mismo traje, pero de una talla mucho mayor a la suya. Y el discípulo así lo hizo.

-Éste no sirve. Me está demasiado grande.

-¿Cuánto cuestan estos trajes? –le preguntó el maestro al vendedor.

-Los dos tienen el mismo precio. Sólo se diferencian en la talla.

A la salida de la tienda, el maestro le comentó a su discípulo:

-Vivir el sueño, y abandonar el sueño, también tienen el mismo precio, muy caro en ambos casos, generalmente. Pero la primera actitud nos lleva a comulgar con el milagro de la vida, mientras que la segunda no nos sirve para nada.


Paulo Coelho

jueves, 25 de diciembre de 2014

Un loco

Es una tarde mustia y desabrida
de un otoño sin frutos, en la tierra
estéril y raída
donde la sombra de un centauro yerra.
Por un camino en la árida llanura,
entre álamos marchitos,
a solas con su sombra y su locura
va el loco, hablando a gritos.
Lejos se ven sombríos estepares,
colinas con malezas y cambrones,
y ruinas de viejos encinares,
coronando los agrios serrijones.
El loco vocifera
a solas con su sombra y su quimera.
Es horrible y grotesca su figura;
flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,
ojos de calentura
iluminan su rostro demacrado.
Huye de la ciudad… Pobres maldades,
misérrimas virtudes y quehaceres
de chulos aburridos, y ruindades
de ociosos mercaderes.
Por los campos de Dios el loco avanza.
Tras la tierra esquelética y sequiza
—rojo de herrumbre y pardo de ceniza—
hay un sueño de lirio en lontananza.
Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!
—¡carne triste y espíritu villano!—.
No fue por una trágica amargura
esta alma errante desgajada y rota;
purga un pecado ajeno: la cordura,
la terrible cordura del idiota.

Antonio Machado

Las zapatillas rojas

Un cuento de Hans Christian Andersen
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/andersen/los_zapatos_rojos.htm


domingo, 21 de diciembre de 2014

No me den fórmulas ciertas, porque no espero acertar siempre. 
No me muestren lo que esperan de mí, porque voy a seguir mi corazón. 
No me inviten a ser igual, porque soy diferente, 
No sé amar por la mitad, ni sé vivir de mentiras. 
No sé volar con los pies en la tierra. 
Soy siempre yo misma pero, con seguridad, no seré la misma para siempre.

Clarice Lispector
"La Mujer Salvaje enseña a las mujeres a no ser “amables” cuando tengan que proteger sus vidas emocionales. La naturaleza salvaje sabe que el hecho de actuar con “dulzura” en tales circunstancias sólo sirve para provocar la sonrisa del depredador. Cuando la vida emocional está amenazada, el hecho de trazar en serio una línea de contención es no sólo aceptable sino también preceptivo. Cuando la mujer así lo hace, su vida ya no puede sufrir intromisiones durante mucho tiempo, pues ella se da cuenta inmediatamente de lo que ocurre y puede empujar de nuevo al depredador al lugar que le corresponde."

-Clarissa Pínkola Estés.-

sábado, 20 de diciembre de 2014

El día que la mujer pueda amar con su fuerza y no con su debilidad, no para huir de sí misma sino para encontrarse,
no para renunciar sino para afirmarse…
El día que el varón pueda amar con su sensibilidad
y no con su miedo,
no para huir de sí mismo sino para encontrarse,
no para dominar sino para entregarse.
El día que no importen nuestros cromosomas
y que la piel sea lo que nos continúa,
lo que nos une a la electricidad del todo,
no lo que nos separa…entonces
el amor será una fuente de vida y no un mortal peligro.

Entonces el amor será. Como siempre, lo que nos trasciende.

Variaciones sobre Simone de Beauvoir
-Mi madre siempre decía que mi hermana era como la madera, tan arraigada a la tierra como un árbol de Sapura. Pero de mí decía que era como el agua; el agua puede abrirse camino incluso a través de la piedra, y, si se ve atrapada, siempre busca un nuevo camino.

-En el templo hay un poema titulado "Pérdida", esculpido en la piedra. Tiene tres palabras, pero el poeta las ha tachado. No puedes leer pérdida; solo sentirlo.

-Es un día demasiado hermoso como para sentirse tan infeliz

-Nadie encuentra en esta vida todo el cariño que debería

-Sonríe para mí, por favor... ¡Muy bien! Lo considero un regalo personal.
Prométeme una cosa: cuando tropieces otra vez, no frunzas el ceño.

-El agua no soporta la lentitud, aunque tal vez eso sea bueno; no tenemos tiempo que perder.

-Recuerda Chiyo, las geishas no somos cortesanas, ni tampoco esposas. Vendemos nuestra destreza, no nuestro cuerpo. Creamos un mundo secreto, un lugar en el que solo hay belleza. La palabra geisha significa artista, y ser geisha es ser juzgada como una obra de arte en movimiento.
Para nosotras agonía y belleza van de la mano.


De la película "Memorias de una Geisha"

viernes, 19 de diciembre de 2014

Es tu decisión

Cuenta el periodista Sidney Harris que un día acompañó a un amigo a buscar el periódico a su puesto habitual.

Cuando llegó al puesto su amigo saludó amablemente al vendedor y le pidió el periódico.

El vendedor le contestó de manera brusca y desconsiderada y se lo dio despectivamente.

Su amigo, no obstante, sonrió, le dio las gracias y le deseó un buen fin de semana.

Al marchar, Sidney le dijo a su amigo:

– Dime una cosa, ¿este vendedor es siempre tan maleducado?
– Si -respondió su amigo-, suele comportarse habitualmente así.
– Entonces, ¿por qué eres tan amable con una persona así?
– Muy sencillo, PORQUE NO QUIERO QUE SEA ÉL QUIEN DECIDA COMO ME DEBO COMPORTAR YO.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Para vivir no quiero...

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».



Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en lo alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces le conteste
la nueva criatura que tú eres.


Pedro Salinas

domingo, 7 de diciembre de 2014

Silencio

Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras.

Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros. Observa, escucha, y luego actúa, nos decían. Esa es la manera de vivir despiertos.

Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías. Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre blanco para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón y la mente quietos y entonces, aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar sin temor.

Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman “resolver un problema”. Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.

A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.

La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas, y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.


Indios americanos

¿Cómo hacerle el amor a la vida?

A la vida hay que tomarla

por la cintura y besarla con sueños,

hacerle tatuajes de dicha

sobre su espalda de nardos.


Hay que tupirla de caricias en la oscuridad,

hay que decirle que todo estará bien,

hay que hacerla sentir perfecta.

Hay que estimular los muslos

de su bondad con el canto del alma.


A la vida hay que mantenerla enamorada

hay que darle ilusiones en la cólera,

estrellas en la angustia.

Y desnudarla en la adversidad.


A la vida se le seduce

con el perfume de la luz,

se le enamora aunque se resista,

nosotros seremos de ella

su delirio y su presencia sin demora.


Quetzal Noah

Oscar y Ana

Se ponen a competir entre ellos a ver quién muere primero bajo la mano del otro, llevan más de 14 años juntos, es un pacto acordado desde entonces. Se esfuerzan mucho, sus días transcurren fraguando artimañas para aniquilarse, es meritorio ver cómo cavan sin descanso la tumba correspondiente.

Se conocieron en los peores momentos de sus vidas y eso no ha cambiado mucho hasta la fecha. Cada uno tiene su estrategia. Ella lo besa todas las mañanas en ayunas con la esperanza de que su aliento matutino conserve aún el sabor de la pesadilla soñada la noche anterior para envenenarlo. En tanto él, se concentra pensando en Ana con una fuerza inusual mientras bebe café, intentando provocarle telepáticamente ataques frenéticos de suspiros que le desinflen los pulmones.

Cada anochecer, cuando la noche serena toca sus ventanas, ellos colocan sus respectivas cabezas en la almohada, respiran hondo y se mueren con una sonrisa en la cara.


Alfonso Sámano

viernes, 5 de diciembre de 2014

La locura del amor ciego

“Una vez, hace muchos siglos, se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos, emociones y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso:
-¿Os gustaría jugar al escondite?
La Intriga levantó la ceja algo intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse preguntó:
-¿Al escondite? ¿Y cómo se juega?
– Es un juego, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde 1 hasta 1 millón, vosotros os escondéis y, cuando yo haya terminado de contar, el primero que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego -explicó la Locura.
El Entusiasmo bailó seguido por la Euforia, la Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar, el Pesimismo no quiso, al final siempre le encontraban, la Idea opinó que era un juego tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea de jugar no hubiera sido de ella) y la Cobardía prefirió no arriesgarse.
¡1, 2,3! comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondía tras la sombra del Triunfo que, con su propio esfuerzo, había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos y pensaba “¿un lago cristalino? ideal para la Belleza ¿y el hueco de un árbol? perfecto para la Timidez, ¿una ráfaga de viento? magnifico para la Libertad…”, así que terminó ocultándose en un rayito de sol.
El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, hermoso, dulce, pero solo para él. La Mentira se escondió en el fondo del océano (mentira, en realidad se escondió detrás de un arcoíris), y la Pasión y el Deseo en el centro de un volcán. El Olvido se olvidó donde se escondió…pero eso no es lo importante. Cuando la Locura contaba 999.999, el Amor no había encontrado sitio donde esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un bello rosal, y decidió rápidamente esconderse entre sus flores.
¡Un millón! contó la Locura, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la Pereza que se había quedado dormida a 3 pasos de la piedra con la que cayó, después escuchó a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre teología, luego descubrió a la Pasión y al Deseo en el vibrar de los volcanes, luego encontró a Triunfo y, por supuesto, también supo dónde estaba Envidia. Al Egoísmo no tuvo que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que se veía hermoso, pero resultó ser un panal de abejas.
De tanto caminar, Locura sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza, y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir a qué lado esconderse. Así fue encontrando a todos: el Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arcoíris (mentira, ella si estaba en el fondo del océano) y hasta el Olvido, que ya se había olvidado que estaba jugando al escondite.
Solo el Amor no aparecía por ningún sitio, la Locura busco detrás de cada árbol, cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba por darse por vencida, divisó el rosal, pero por miedo a pincharse con las espinas tomó una varilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del Amor, la Locura no sabía qué hacer para disculparse, le lloró, le rogó perdón, le imploró y, finalmente, prometió ser su lazarillo. Y desde entonces, hace ya muchos siglos, se puede ver al Amor y a la Locura juntos. Por eso el Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña.”