La magia de creer para ver

martes, 10 de marzo de 2015

No importa en qué mierda nos refugiemos, en que subterfugio estemos huyendo o tratemos de escondernos. Es todo la misma mierda, aunque en el caso de lo espiritual debe de ser la más deshonesta de todas ellas, la más triste, la más inconsecuente.
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El maestro espiritual Eckhart Tolle dice, 'Las relaciones están aquí para hacerte consciente, no para hacerte feliz'.

Yo, personalmente, anduve vagando en el desierto por muchos años; por la estéril tierra del desapego espiritual, del intento de apartarme del cuerpo, del neo-Advaita, negando al mundo y sintiéndome superior ('¡Yo estoy mucho más iluminado, más consciente, más libre de ego que tú, simple mortal!).

Pero volver a la realidad, en este mismo suelo, con toda su confusión, con sus íntimas relaciones humanas - ahí es donde la verdadera aventura de la vida comienza.

Las relaciones comenzaron a sacar a la superficie todo lo que dentro de mí había estado tratando de evitar, esconder, o reprimir ante los demás por años y años, cosas que no encajaban con una imagen 'espiritual', con la imagen de un 'hombre iluminado'. Resultaba sumamente doloroso y humillante mostrar una y otra vez que no lo había 'logrado', que en realidad no existía ninguna 'línea final', que las energías aún no iluminadas seguían rugiendo en mi interior, energías que aún no había podido aceptar, energías que anhelaban salir a la luz, fragmentos desesperados por sentirse amados y aceptados en un hogar que incluyera las relaciones.

Independientemente de lo doloroso y humillante que fue, este camino resultó ser asombrosamente liberador. El 'hedor de la iluminación' (como Mariana Caplan lo llama) no tiene la capacidad de soportar el fuego de una relación honesta. Clichés como 'no hay un yo', 'sólo hay consciencia', y 'todo es perfecto' no sirven de nada cuando tu más íntima amiga está parada frente a ti, con todo su corazón, pidiéndote una conexión honesta y vulnerable, sin mierda de por medio. No hay ningún sitio en donde nos podamos esconder, ningún sitio al que podamos salir corriendo. Ella verá a través de tus juegos y te llamará la atención cuando te atrevas a mentir.

Gracias a todas ustedes, fuertes, inteligentes mujeres que me enseñaron cómo amar y cómo escuchar, y gracias por hacer que éste sea un camino sin fin...

Jeff Foster

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