La magia de creer para ver

martes, 2 de septiembre de 2014

Paracelso

El grado supremo de la medicina es el amor.

El amor es lo que guía el arte y fuera de él nadie puede ser llamado médico.

Hablar y decir buenas palabras es oficio de la boca.

Ayudar y ser útil es oficio del corazón.

El médico procede de Dios, crece en el corazón y se perfecciona con la luz natural de la experiencia.

En ningún sitio es el amor más grande que en el corazón de un médico.


Paracelso

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