«…y si le prendemos fuego a todos los teatros de la
ciudad abarrotados de opinionitas y zampapollas,
si le prendemos fuego a todas las librerías que
venden mierda fresca para grandes lectores depri-
mentes, si les prendemos fuego a todas las galerí-
as de arte llenas de tipos que hacen obras como
artistas y no como hombres, si le prendemos
fuego a toda esa basura provocaremos un amane-
cer gigantesco, a veces cuando ves el resplandor
del fuego piensas que está amaneciendo, a mí me
pasó una vez, pensé que amanecía, y era el fuego.
Quiero prenderle fuego al mundo con una astilla».
- Angélica Liddell -
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