A la vida hay que tomarla
por la cintura y besarla con sueños,
hacerle tatuajes de dicha
sobre su espalda de nardos.
Hay que tupirla de caricias en la oscuridad,
hay que decirle que todo estará bien,
hay que hacerla sentir perfecta.
Hay que estimular los muslos
de su bondad con el canto del alma.
A la vida hay que mantenerla enamorada
hay que darle ilusiones en la cólera,
estrellas en la angustia.
Y desnudarla en la adversidad.
A la vida se le seduce
con el perfume de la luz,
se le enamora aunque se resista,
nosotros seremos de ella
su delirio y su presencia sin demora.
Quetzal Noah
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