La magia de creer para ver

viernes, 4 de enero de 2013

Y toda yo era silencio y era parte del silencio. Mordía
una rama de mirto
para no gritar. Porque lo sentía: mi boca crecía
desmesuradamente, para un gran grito, y mis
dientes
también se separaban, se distanciaban, para dejar
salir
el grito. Lo contuve. se disolvió
en mí.
Ese era el silencio. Y yo era etérea-podía
volar.

Yannis Ritsos Crisotemis

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