La magia de creer para ver

miércoles, 21 de enero de 2015

"Se dice que el águila es una de las aves de mayor longevidad y que llega a vivir unos setenta años. Pero para alcanzar esa edad, a los cuarenta años tiene que tomar una difícil decisión. Para entonces, sus uñas se han vuelto tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico alargado y en punta se curva demasiado y ya no le sirve, y las alas están excesivamente envejecidas y pesadas, por lo que le cuesta mucho volar. Entonces, tiene dos alternativas: dejarse llevar y morir... o enfrentarse a un doloroso proceso de renovación que durará aproximadamente unos ciento cincuenta días. 
Ese proceso consiste en volar a lo alto de una montaña y recogerse en un nido, próximo a un paredón donde no necesite volar. Una vez encontrado el lugar adecuado, el águila comienza a golpearse el pico contra la roca hasta arrancarlo. Luego espera a que le nazca uno nuevo con el cual podrá arrancar sus viejas e inservibles uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a crecer, se desprende una a una de sus viejas plumas. Y después de todos esos largos y dolorosos meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, logra emprender su vuelo de renacimiento para vivir otros treinta años".

En nuestra vida también a veces tenemos que experimentar un proceso de transformación para poder seguir adelante. Para ello, tal vez necesitemos hacer un alto en el camino y preservarnos por algún tiempo a fin de mirar hacia dentro y comenzar un proceso interior de renovación. Sólo así podremos desprendernos de esas viejas «uñas y plumas» para después poder continuar el vuelo. Cada uno puede identificar aquello de lo que se tiene que desprender, tal vez algunas actitudes, costumbres o falsas creencias que nos vinculan dolorosamente con el pasado.

Ascensión Belart.

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