La magia de creer para ver

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Sobre la mentira en el género binario

Creo que ser hombre o ser mujer son meras anécdotas cuando se trata de generalizar para entender, no vemos lo excepcional de cada ser humano porque preferimos que cada concepto anteriormente aprendido esté en su sitio y si no, hasta llegamos a irritarnos cerrándonos en banda. Así, aún creemos que un concepto es porque no es tal otro: "Yo soy hombre porque no soy mujer", definimos y nos definimos en relación de oposición a un concepto. Esta despersonalización me entristece, yo jamás he pensado que sea mujer por no ser como un hombre, sino porque he nacido así y soy su semejante, no es diferencia categórica y esencial lo que como esta mujer me constituye en relación a un hombre, sino complementariedad y semejanza; lo otro es binarismo, irreal disyuntiva, contraposición lógica, lo meramente conceptual como única opción. Sería bueno darnos cuenta de por qué vivimos pensando así nuestro mundo amplísimo, asombroso, diverso y repleto de variaciones singulares, lo que nos estamos perdiendo para compartir es un tesoro sagrado, aún desconocido, único e incalculable. Pienso que da demasiado miedo afrontar lo desconocido, lo extraordinariamente singular, porque no somos capaces de entender qué es eso tan desmesuradamente libre e incontrolable; lo importante es lo que cada uno sienta que es su ser, todavía no nos enteramos de esto y ni lo olemos porque, a la par que maravilloso, es terrible, desgarrador en su evidencia.
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"Que cada uno se identifique consigo mismo y con lo que sienta, basta ya de etiquetas"

"Puedes definir lo que significa ser mujer u hombre en tus propios términos. Hay que ser libre"

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