La magia de creer para ver

martes, 15 de septiembre de 2015

Aquí

Dime lo que he de hacer. Las palabras
se agolpan. Dime algo, dices, dice él.
A mí, me parece
que no dejo de hablar. No obstante,
cuando lo intento —dime, dice—, oigo
como un gemido, tan sólo un gemido
que arrastra el llanto.

Dime lo que he de hacer. Llévame a
donde me digan lo que he de
hacer. Sus ojos. Tus
ojos —¿tus?— sí,
cálidos ojos-lago, ojos-aquí.
Aquí, como los niños
y los idiotas. Por eso tus ojos,
para quedarme. Para
seguir aquí. Para aguardar
aquí. ¿Aguardar qué? No importa.
Para aguardar.

Ni dentro ni en superficie.
Aquí donde los niños
y los pobres de mente. Un aquí
que se prolonga en tus ojos sus ojos,
para poder quedarme.
Dime lo que he de hacer.
Escribo

porque tal vez no hablo. No

me sueltes.


Chantal Maillard

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