La magia de creer para ver

domingo, 6 de septiembre de 2015

De Teatro de la Muerte y otros ensayos

"El actor,
retrato desnudo del hombre,
expuesto a todo lo que llega,
silueta elástica.
El actor en las ferias,
exhibicionista desvergonzado,
simulador que muestra lágrimas,
risas,
el funcionamiento de todos los órganos,
las cumbres del pensamiento, del corazón y las pasiones,
del vientre, del pene,
con el cuerpo expuesto a todos los estimulantes,
todos los peligros,
y todas las sorpresas;
ilusión,
modelo artificial de su anatomía y de su mente,
renunciando a la dignidad y el prestigio,
atrayendo el desprecio y la burla,
tan cerca de la basura como de la eternidad,
rechazado por lo que es normal y normativo en una sociedad.

Actor
viviendo sólo
en lo imaginario,
llevado a un estado de insatisfacción crónica
y de descontento ante todo,
lo que realmente existe
fuera del universo de la ficción,
que lo lleva a una nostalgia perpetua,
que lo obliga a una vida nómada.

Actor de feria,
errabundo eterno sin lugar en el mundo,
buscando vanamente un puerto
con todos sus bienes en el equipaje:
sus esperanzas, sus ilusiones perdidas,
que son su riqueza,
y su carga,
una ficción
que defiende celosamente hasta el fin
contra la intolerancia de un mundo diferente”.

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