La magia de creer para ver

viernes, 22 de marzo de 2013

Cristo Omega (Celebración del libertino)

Perdido en noche oscura, una de tantas,
entre los vientos arriscados y el frío que perturba,
a punto de morir - una de tantas - el abate
había balbucido unas desatinadas palabras solas:
En el fondo del conocimiento hay Resplandor.
Es necesario conocer, aunque se diluya.
En el fondo de las pasiones hay Resplandor.
Es necesario vibrar y pulsar, aunque se diluya.
En el fondo del amor hay también Resplandor.
Es necesario gozar y temblar, aunque se diluya.
En el fondo del pensar hay también Resplandor.
Es necesario indagar, aunque se diluya.
En el fondo del dolor hay Resplandor.
Es necesario padecer y oscurecer, aunque se diluya.
En el fondo de la bondad hay también Resplandor.
Es necesario darse y perder, aunque se diluya.
Desde mi desamparo siento el amparo del Vacío.
Hablo para decir que las palabras no son.
Desde mi poca luz siento tu Oscuridad latiendo.
Canto para decir que después callan los himnos.
Desde mi pulular siento tu Unidad sin tiempo.
Grito para decir que no hay ni espacio ni ruido.
Sin silencio y sin voz. Sin alma y sin carne.
En la otra ribera, rota la barca, olvidada la tierra …
Entre la nieve me quedo encogido,
entre sueños de belleza, suspiro.
Entre vahos de nada, me inclino.
Ahora podría ser. En este instante
quedaría yo - Ausente - sentido sin sentido.
Otro día - tras la cena en la abadía antigua -
el abate me contó que él, con tanto
sueño, tanto tropiezo y tanta vida,
tras tantas noches de tormenta y carne,
luego del lento reino de disimilitud, aún veía.


Luis Antonio de Villena

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