Los veo pasar. Pregunto:
responden que son felices.
Me da pena verlos. Pesan
sus almas, aunque se ríen.
Ellos no cortan los ramos
dorados con que se ciñen.
Ellos buscan el instante
y lo tocan, mas no exprimen
la eternidad de sus frutos
irrepetibles.
Me da pena verlos. Vuelca
la tarde sus flores grises
sobre sus cabezas. Cantan
y dicen que son felices.
Ellos pesan, ellos sueñan,
pero no saben que viven.
Ellos se embarcan en lágrimas
que vienen de otros países.
José Hierro
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