Los libros piadosos nos enseñan:
Hombre, hazte mejor, mejor,
para parecerte más a Dios.
Cuando crecieron nuestros miembros
y ya podíamos trabajar,
nos pusieron a leer un libro de piedra, el Libro de la Vida.
Pan era su primera palabra
y cada frase terminaba en pan.
Aprendimos a leer aquel libro,
aprendimos a leerlo bien.
Nos fue revelado que la superioridad comienza
cuando el pan se agranda; que la bondad termina
cuando llega el hambre,
y que uno sólo se puede acercar a Dios donde
no hay que luchar por el pan.
El Libro de la Vida habla claro.
De sus palabras se alimentan los que serán sabios de verdad
y nos explicarán la unidad del Pan y el espíritu.
ARVO TURTIAINEN
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